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Bebidas inteligentes ¿De qué están hechas?

Favorecer la lucidez mental, vencer la somnolencia y mejorar la dieta; las bebidas inteligentes aseguran ser capaces de ello. Incluso se dice que alivian intoxicaciones leves de consumo de tabaco o alcohol. Pero lo cierto, es que su consumo excesivo puede implicar ciertos riesgos, como la hipervitaminosis
Las smart drinks o bebidas inteligentes también pueden denominarse como elixires de salud o bebidas interactivas. Para algunas personas son el remedio para el cansancio y la astenia. Para otros prometen aumentar la vitalidad y la resistencia y según otro sector de gente, son simplemente un tonificante o energético. Para estos, serían una válvula de escape ante horarios laborales intensos y altos ritmos de trabajo.

Sea lo que sea lo que incite a su bebida, lo cierto es que en Alemania se venden cada año más de 60 millones de latas de bebidas inteligentes; y en Estados Unidos una de cada dos personas asegura consumirlas habitualmente.

En casi todos los casos se trata de cócteles a base de zumos de fruta o agua mineral enriquecidos con vitaminas y aminoácidos. Muchas de ellas están compuestas básicamente de taurina, que es un aminoácido esencial que el propio organismo segrega en momentos de gran esfuerzo físico.

También entran en su composición minerales y sustancias energéticas naturales que poseen propiedades euforizantes o estimulantes. En general, incluyen nutrientes que estimulan la secreción de neurotransmisores cerebrales. Estos, a menudo se agotan debido al ejercicio físico, el estrés, la falta de sueño o las drogas.

Alternativas al alcohol y a los refrescos

Estas bebidas inteligentes surgen con la pretensión de competir con el alcohol y los refrescos habituales. Incluso algunos fabricantes, como la compañía sudafricana Frontier, afirman que son una alternativa a las drogas químicas tradicionales. Normalmente estas bebidas se suelen vender en pubs y discotecas como complementos nutricionales.

En principio prometen favorecer la lucidez mental, fortalecer el tono vital o enriquecer la dieta. Suelen saber a naranja, limón, maracuyá y otras frutas. No implican riesgo para quien las toma desde el momento en que están autorizadas. Básicamente se trata de un alimento, no de un medicamento. Es decir, que pueden nutrir, pero no curar.

Cargar las pilas

Se trata de preparados o cócteles a base de plantas, extractos naturales, complejos vitamínicos, aminoácidos, minerales, aceite de hígado de bacalao, aceite de germen de trigo, etc. En ocasiones están elaborados con plantas exóticas muy comunes en otros continentes y que, poco a poco, se han introducido en la cultura occidental. En general aportan nutrientes que permiten luchar contra el estrés, los malos hábitos alimenticios y las carencias del organismo.

Se estima que estas bebidas pueden ser interesantes en casos concretos, sobre todo en deportistas y personas con más de 40 ó 50 años que detectan carencias en su organismo. Aunque también pueden ser adecuadas para jóvenes de 20 a 25 años. Por ejemplo, estudiantes estresados o fatigados, que tienen una mentalidad más abierta para su consumo.

Aunque no contienen sustancias tóxicas o que creen adicción, debe actuarse con cautela a la hora de ingerirlas ya que un consumo excesivo puede provocar hipervitaminosis.

¿De qué están hechas?

Aparte de sustancias naturales estimulantes como el ginseng, el eleuterococo o el gingko biloba, incorporan vitaminas, minerales y sobre todo aminoácidos esenciales. Entre estos es posible destacar varios. Por ejemplo, la arginina, que estimula las hormonas del crecimiento y mejora la memoria. La taurina o la tirosina, que potencian la memoria y la recuperación tras el esfuerzo. La cisteína, que alivia los efectos del alcohol, protegiendo el hígado y el cerebro. Otros aminoácidos destacables son la glicina, fenilalamina, histidina, isolencina, L-carnitina, metionina, ornitina, piroglutamato y el triptófano.

Otros componentes básicos de las bebidas inteligentes son las vitaminas, especialmente las del grupo B. Son vitales para el metabolismo de grasas y proteínas y para la producción de energía. También es habitual incluir vitamina C (ácido ascórbico). Este estimula el sistema inmunitario, actúa como desintoxicante y favorece la cicatrización de heridas.

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